martes, 4 de agosto de 2020

PDL 7º 04/08

Prácticas del lenguaje 7º - 04/08

 

La estructura de la narración

 

Todo relato, historia o cuento posee una estructura que es importante que conozcas para poder comprender mejor lo que estás leyendo.

 

Dicha estructura, tiene tres partes importantes:

 

·         El inicio o introducción

 

En esta parte se presenta el lugar, los personajes, la situación a la que estos se enfrentan y se da un detalle del ambiente.

 

·         El desarrollo o conflicto

 

En el desarrollo se relatan los sucesos o acontecimientos que le ocurren a los personajes. Generalmente se presenta un conflicto que debe ser solucionado.

 

·         El final o desenlace

 

Como dice la palabra, el final es justamente cuando sabemos cómo termina lo que se está contando; conocemos qué sucede finalmente con los personajes de la historia y cómo se soluciona el conflicto.

 

 

ACTIVIDAD 1

 

·         Releé el cuento "El regalo" y marcá el inicio, el desarrollo y el final.

 

El regalo de Ray Bradbury

 

Mañana sería Navidad, y aún mientras viajaban los tres hacia el campo de cohetes, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo por el espacio del niño, su primer viaje en cohete, y deseaban que todo estuviese bien. Cuando en el despacho de la aduana los obligaron a dejar el regalo, que excedía el peso límite en no más de unos pocos kilos, y el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que les quitaban la fiesta y el cariño.

 

El niño los esperaba en el cuarto terminal. Los padres fueron allá, murmurando luego de la discusión inútil con los oficiales interplanetarios.

 

—¿Qué haremos?

—Nada, nada. ¿Qué podemos hacer?

—¡Qué reglamentos absurdos!

—¡Y tanto que deseaba el árbol!

 

La sirena aulló y la gente se precipitó al cohete de Marte. La madre y el padre fueron los últimos en entrar, y el niño entre ellos, pálido y silencioso.

 

—Ya se me ocurrirá algo —dijo el padre.

—¿Qué?… —preguntó el niño.

 

Y el cohete despegó y se lanzaron hacia arriba en el espacio oscuro. El cohete se movió y dejó atrás una estela de fuego, y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, subiendo a un lugar donde no había tiempo, donde no había meses, ni años, ni horas. Durmieron durante el resto del primer “día”. Cerca de medianoche, hora terráquea, según sus relojes neoyorquinos, el niño despertó y dijo:

 

—Quiero mirar por el ojo de buey.

 

Había un único ojo de buey, una “ventana” bastante amplia, de vidrio tremendamente grueso, en la cubierta superior.

 

—Todavía no —dijo el padre—. Te llevaré más tarde.

—Quiero ver dónde estamos y adónde vamos.

—Quiero que esperes por un motivo —dijo el padre.

 

El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y otro, pensando en el regalo abandonado, el problema de la fiesta, el árbol perdido y las velas blancas. Al fin, sentándose, hacía apenas cinco minutos, creyó haber encontrado un plan. Si lograba llevarlo a cabo este viaje sería en verdad feliz y maravilloso.

 

—Hijo —dijo—, dentro de media hora, exactamente, será Navidad.

—Oh —dijo la madre consternada. Había esperado que, de algún modo, el niño olvidara.

 

El rostro del niño se encendió. Le temblaron los labios.

 

—Ya lo sé, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol? Me lo prometieron…

—Sí, sí, todo eso y mucho más —dijo el padre.

—Pero… —empezó a decir la madre.

—Sí —dijo el padre— Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo enseguida.

 

Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó, sonreía.

 

—Ya es casi la hora.

—¿Puedo tener tu reloj? —preguntó el niño.

 

Le dieron el reloj y el niño sostuvo el metal entre los dedos: un resto del tiempo arrastrado por el fuego, el silencio y el movimiento insensible.

 

—¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo?

—A eso vamos —dijo el padre y tomó al niño por el hombro.

 

Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La madre los seguía.

 

—No entiendo.

—Ya entenderás. Hemos llegado —dijo el padre.

 

Se detuvieron frente a la puerta cerrada de una cabina. El padre llamó tres veces y luego dos, en código. La puerta se abrió y la luz llegó desde la cabina y se oyó un murmullo de voces.

 

—Entra, hijo —dijo el padre.

—Está oscuro.

—Te llevaré de la mano. Entra, mamá.

 

Entraron en el cuarto y la puerta se cerró, y el cuarto estaba, en verdad, muy oscuro. Y ante ellos se abría un inmenso ojo de vidrio, ojo de buey, una ventana de un metro y medio de alto y dos metros de ancho, por la que podían ver el espacio. El niño se quedó sin aliento. Detrás, el padre y la madre se quedaron también sin aliento, y entonces en la oscuridad del cuarto varias personas se pusieron a cantar.

 

—Feliz Navidad, hijo —dijo el padre.

 

Y las voces en el cuarto cantaban los viejos familiares villancicos; y el niño avanzó lentamente y aplastó la nariz contra el vidrio frío del ojo de buey. Y allí se quedó largo rato, mirando simplemente el espacio, la noche profunda, y el resplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas…

 

 

Fin

 

ACTIVIDAD 2

 

 

Ø  Marquen con una X las características que están presentes en el cuento "El regalo".

 

 

Los acontecimientos suceden en un futuro próximo o remoto

 

 

 

Los personajes no son humanos

 

 

 

Los personajes son humanos

 

 

 

Se presentan adelantos científicos

 

 

 

Los acontecimientos suceden en una realidad paralela

 

 

 

Se describen realidades futuras como el viaje interplanetario

 

 

 

 

 


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